DeltaPolet  
Experiències de Natura i Sabers

PLAYAS Y DUNAS

Cuando los sedimentos transportados por el río entran en contacto con el mar, van perdiendo fuerza y ​​el oleaje marino encarga de depositarlos y redistribuirlos a lo largo del litoral, formando la playa. En el Delta encontramos extensas playas arenosas, donde se ha originado el paisaje dunar más extenso de Cataluña, que sin duda se ha convertido en el ambiente que aporta más importancia internacional en el Parque por su excepcional estado de conservación. Las dunas dependen de su proximidad al mar y de la influencia de los vientos, que transportan los sedimentos de las playas tierra adentro formando pequeños promontorios de arena. Este efecto y este dinamismo hacen imposible el arraigo de cualquier tipo de vegetación y dan lugar a las dunas móviles.

Más lejos de esta influencia, las dunas son más estables y aparecen unas comunidades vegetales, llamadas psamófilas, que deben adaptarse a las duras condiciones de vida que imponen las particularidades físicas del sustrato: una cierta movilidad del suelo, una alta permeabilidad y un elevado índice de reflexión solar. Estas plantas, como la cizaña de playa, el barrón y la azucena de mar, crecen sobre las dunas más elevadas. En la rereduna se forma una espléndida comunidad vegetal, que en primavera y en verano presenta flores de una extraordinaria belleza, como la uña de gato y el limoniastre.

La fauna de las dunas es muy variada con la presencia de algunos coleópteros de gran tamaño, así como de algunos reptiles, como la lagartija cola-roja y la lagartija colilarga. Las playas y las dunas acogen grandes concentraciones de charranes, gaviotas y limícolas, que utilizan estos espacios para hacer sus nidos y para alimentarse tanto en el interior del mar como en la zona de quebrada de las ondas.

Fuente: Parque natural del delta del Ebro

HIDROLOGIA Y GEOLOGIA

El origen del delta del Ebro hay que buscarlo justo en el momento en que el río Ebro, el más caudaloso de la Península Ibérica y responsable de este entorno, aporta los materiales arrancados a lo largo de su recorrido para depositarlos aquí, en la conjunción con el Mar Mediterráneo, atravesando el extremo SW de las Montañas Cataladíniques. Los sedimentos son, por tanto, los materiales provenientes de los Pirineos, del sistema Ibérico y de la cordillera Cantábrica, lugar donde nace el río y sus afluentes. La cantidad de materiales sedimentados han creado una extensa llanura aluvial de más de 320 km² de superficie que se proyecta cerca de 22 km dentro del mar en forma de cuña y en la que se han formado numerosos hábitats. Las grandes centrales hidroeléctricas han creado grandes presas que han frenado el crecimiento del delta.

La actual forma del delta es triangular con dos flechas menores, una al norte y otra al sur, que delimitan las bahías del Fangar y de los Alfacs. El río atraviesa el Delta por el centro y desemboca en el mar en dos brazos que rodean la isla de Buda. El brazo sur (garganta de Migjorn) se cierra periódicamente, aunque cuando el río baja fuerte puede volverse a abrir. El brazo norte se subdivide en uno superior permanentemente abierto y uno central permanentemente cerrado. Ambos limitan la isla de San Antonio. Esta configuración del delta no ha sido siempre así, ya que es un sistema dinámico, vivo, que a lo largo del tiempo ha adquirido diversas formas y ha sufrido modificaciones en la trazada de los brazos del río y en el número de éstos. El del Ebro es un ejemplo de delta donde se puede constatar tanto la influencia de las aportaciones fluviales como los procesos marinos costeros. El río Ebro es de una gran irregularidad en la descarga de sedimento, ya que experimenta grandes crecidas y pasa por períodos de estiaje muy marcados.

Los temporales de levante y los procesos costeros intervienen y han intervenido en gran manera en la evolución deltaica, y por ello el perfil del delta ha ido variando con el tiempo. El verdadero desarrollo del delta actual se inició al final de la última glaciación, cuando el nivel del mar ascendió hace unos 18.000 años, momento en que el nivel del mar se encontraba a unos 120 m por debajo de la actual. El ascenso eustático (periodo glacial Würm) del nivel del mar, asociado al calentamiento general del planeta, la ha hecho llegar a la configuración actual.

Es tiene constancia que en el siglo XII el delta ya penetraba mar adentro. En el siglo XV del Ebro tenía tres desembocaduras -la norte, la de levante y la de migjorn- que desaguaban respectivamente a la laguna de las Ollas, en la desembocadura norte actual ya la laguna de la Platjola. En los siglos XVII y XVIII el río continuaba teniendo tres desembocaduras y ya se estaba formando el Cuerno, si bien era de menos extensión que la actual. El cierre de las bahías durante los siglos XVIII y XIX formó las lagunas litorales del Canal Viejo, la Encañizada y la Cerrada, y la saeta litoral norte del Fangar. Esta evolución configuró el actual delta que es el único perfectamente establecido los Países Catalanes y de toda la península Ibérica. Así, las lagunas litorales son restos de antiguas desembocaduras o del cierre de bahías. Las actuales flechas litorales podrían cerrarse y las bahías del Fangar y de los Alfacs podrían transformarse en lagunas litorales que posteriormente se irían llenando. De todas formas, y tal como se ha dicho antes, la construcción de embalses río arriba ha provocado una disminución notable de la aportación de sedimentos, que se han reducido hasta el 15% de los aportados en 1935 y el 1% los aportados a principios del S.XX., lo que puede modificar determinadas tendencias de crecimiento de este delta que el río se encarga de agrandar y el mar de erosionar.

Durante buena parte del Paleógeno y del Neógeno, la cuenca del Ebro conformó un sistema endorreico, cerrado en el Mediterráneo. La apertura de la cuenca terciaria del Ebro fecha de unos 5,3 millones de años. Las primeras evidencias geológicas corresponden a la presencia de los primeros conglomerados poligénicos de origen fluvial en el tramo inferior del valle del Ebro y en la finalización de la sedimentación evaporíticos en la cuenca terciaria del Ebro. Los sedimentos correspondientes al plioceno medio y superior (aproximadamente de unos 3,5 millones de años) ponen de manifiesto una primera progresión costera ligada al río Ebro. El delta pliocénicos debía tener una extensión igual o superior a la actual, tal como muestran las secuencias estratigráficas obtenidas a partir de los sondeos petroleros cercanos a la costa del delta. Algunos estudios recientes sugieren que los procesos deltaicos han tenido continuidad a lo largo de todo el cuaternario, comprendiendo los últimos 1,8 millones de años. Sin embargo, durante el periodo holocénico se produjeron cambios en la localización y en la superficie de tierra emergida causados ​​por las variaciones del nivel del mar asociadas a las fluctuaciones glaciares.

La característica alternancia climática del Holoceno (glacial-interglacial), con las consiguientes variaciones cíclicas del nivel del mar, determinó la alternancia de períodos deltaicos progradatius y regresivos. El máximo Hasta tiempos recientes, la hipótesis más aceptada para explicar el desarrollo de la actual delta durante el Holoceno superior partía de una situación inicial con una costa de tipo actuario, como producto de la inundación en el último ascenso eustático del mar. En otro caso, una reconstrucción más documentada del desarrollo deltaico durante los últimos tres milenios muestra que en el Holoceno superior el delta del Ebro ya debía tener una considerable extensión y sugiere que el frente deltaico sobrepasaba la actual isla de Gracia). A partir del último milenio, los datos cartográficos son más abundantes y permiten una reconstrucción mucho más cuidada. Durante los siglos VI y X, tuvo lugar el máximo desarrollo del lóbulo meridional (Riet Vell), el cual probablemente alcanzó una penetración máxima de unos 25 km mar adentro. El primer mapa que cubre esta área se publicó en 1580 (Atlas de Mercator-Hondius) y muestra claramente el importante desarrollo del lóbulo septentrional (Arroyo de la Saida). El abandono del lóbulo meridional tuvo como consecuencia directa el retroceso de la línea litoral de este lóbulo, así como también la formación de la punta del Cuerno y la barra del Trabucador, proceso que se prolongó durante los siglos posteriores. Hacia el año 1700, cuando el lóbulo septentrional ya había alcanzado el máximo desarrollo, tuvo lugar un nuevo cambio de desembocadura cerca de la actual población de la Cava. Este cambio, posiblemente favorecido por el hombre, provocó el relleno de la bahía que había entre los lóbulos meridional y septentrional, así como el desarrollo del lóbulo central. Los mapas de los siglos XVIII-XIX muestran la rápida progresión del lóbulo central, la génesis de la punta del Fangar (producto del abandono y la erosión del lóbulo septentrional) y la remodelación de la punta del Cuerno.

Finalmente, durante los siglos XX-XXI se ha producido una relativa estabilización de la morfología deltaica, causada en buena parte por las modificaciones hidrológicas realizadas por el hombre en la cuenca. El desarrollo del delta del Ebro durante el último siglo está determinado por dos hechos: la apertura en 1937 de una nueva desembocadura (garganta de Sorrapa) y el incremento del número de embalses en la cuenca del Ebro, que retienen cerca del 99,9% del transporte de sedimentos del río. La apertura de la garganta de Sorrapa ha provocado la formación de la laguna del Garxal. Por otra parte, el balance sedimentario negativo existente en la garganta de Levante ha ocasionado el retroceso de la línea de costa al cabo de Tortosa, medido en unos 1.500 m durante el periodo 1957-89, es decir, unos 70-80 m año-1.

Durante el siglo XX se han construido unos 200 embalses en toda la cuenca del Ebro, lo que ha provocado la retención de aproximadamente el 99,9% de la descarga sólida que llevaba el río a finales del siglo XIX y una disminución de la frecuencia y la magnitud de las riadas. Las consecuencias de este cambio se expresan en dos tipos de déficit sedimentario:

a) déficit en el ápice del lóbulo actualmente activo (garganta de Sorrapa).

b) déficit en la llanura deltaica.

El déficit sedimentario a la actual desembocadura ha conducido a una parada del crecimiento del delta en esta zona, área en la que se debería producir el máximo desarrollo en condiciones naturales. En esta situación, las fuerzas marinas prevalecen sobre los impulsos constructivos fluviales y el contorno deltaico va tomando progresivamente un nuevo perfil de equilibrio, regido principalmente por las condiciones de oleaje. Dado que el balance sedimentario actual de arenas es nulo (considerando globalmente todo el delta), no se produce una pérdida de la superficie total emergida, sino una redistribución de los sedimentos litorales. En este sentido, se pueden identificar áreas regresivas, las cuales son compensadas por un crecimiento en otras zonas, sobre todo en las flechas litorales (punta del Fangar, punta del Cuerno).

Otro efecto importante de los embalses es la laminación de las avenidas fluviales, lo que provoca una disminución de los aportes sedimentarios sobre el conjunto del delta. Este déficit sedimentario en sentido vertical hace que el balance entre la acreción vertical y la subsidencia sea negativo en la mayor parte de la llanura aluvial. La subsidencia es un proceso natural que afecta a todas las zonas sedimentarias y se produce por la compactación, la consolidación y la deshidratación de los sedimentos, así como también, a veces, por el hundimiento tectónico del zócalo sobre el que reposa el cuerpo sedimentario deltaico. En las áreas litorales, la disminución de la elevación del terreno ocasionada por la subsidencia es incrementada actualmente por el ascenso eustático del nivel del mar por efecto del calentamiento climático. En el delta del Ebro, la subsidencia media a lo largo de todo el cuaternario ha sido medida en unos 0,09 hasta 0,3 mm año-1. Para periodos más cortos (últimos cientos de años), la tasa aumenta hasta una media de 3,2 mm año-1. Otras estimaciones a plazo más corto (decenas de años) dan valores comprendidos entre 3 y 6 mm año-1, en las zonas más modernas, y entre 1 y 2 mm año-1, a las más antiguas.

Actualmente podemos distinguir en el delta del Ebro tres tipos de ambientes sedimentarios: la llanura deltaica, los ambientes litorales y los ambientes marinos.

La llanura deltaica comprende la mayor parte de las tierras emergidas e incluye dos tipos de medios sedimentarios: los ambientes fluviales y los ambientes lacustres y palustres. Los primeros están representados por los canales fluviales y las motas naturales que los bordean (levas), formados por arenas de granulometría media y por limos. Los ambientes lacustres y palustres se localizan en las zonas húmedas regularmente o permanentemente inundadas, en general asociados a las masas de agua de las lagunas litorales, marismas y colmillos.

Los ambientes litorales y de transición son ambientes sedimentarios de influencia fluvial en los que se produce un retreballament, más o menos intenso, de los sedimentos por parte de los agentes marinos (oleaje y temporales). Estos ambientes están representados básicamente por el frente deltaico, formado por las barras arenosas en forma de media luna y asociadas a la progradación deltaica, cerca de la actual o de las antiguas desembocaduras. Los materiales que las forman presentan una granulometría bastante homogénea, básicamente arenosa. Las playas, las barras litorales y las flechas son formaciones litorales holomarines, originadas a partir del frente fluvial deltaico, las cuales son remobilitzades por el mar, o bien a partir de la erosión de los antiguos lóbulos deltaicos.

Los ambientes marinos se pueden clasificar en ambientes de bahía, de prodelta y de plataforma.

El ambiente de bahía se desarrolla en las masas de agua marina que quedan confinadas por las flechas litorales, aunque quedan conectadas ampliamente con el mar abierto por gargantas permanentes.

El ambiente de prodelta se localiza en los ambientes sumergidos litorales y constituye la transición entre los sedimentos fluviomarins y los marinos. Está formado principalmente por materiales terrígenos hasta con un notable contenido de materia orgánica de origen terrestre.

El ambiente de plataforma continental se localiza en mar abierto, a una profundidad superior a los 100 m, y es un ambiente sedimentario relicto, asociado al último descenso eustático postglacial.

Font: Web parc Natural del Delta de l’Ebre

HISTORIA Y CULTURA

Casi podríamos afirmar que historia e historia natural son el Delta una misma cosa. La población y el aprovechamiento de los recursos de la llanura deltaica han ido siempre a remolque de su metamorfosis constante. Más tarde, la introducción de los canales para riego significaron el impulso principal. La privatización de las tierras no fue, sin embargo, equitativa.

La continua progresión de la línea de costa, las sucesivas gargantas del Ebro y los puertos resultantes, la ampliación de la superficie con nuevos recursos para caza, pastoreo, salinas, recolección de barrilla y regaliz, la formación de balsas con más posibilidades de pesca o exportación de sanguijuelas, los canales de navegación que irremisiblemente debían ser para riego y, finalmente, la progresiva ampliación de una extensa red hidráulica fueron los factores decisivos del periódico asentamiento del hombre, la mujer y sus niños ocupante y transformando con sacrificio gigantesco el delta del Ebro. La ayuda de los animales de carga fue imprescindible, y aunque se les admira hoy en día. De este modo se ha cumplido la gradual historia del Delta, ligada en torno a la familia, máximo motor e institución.

Hay que diferenciar, sin embargo, un primer asentamiento mucho más antiguo que tiene lugar siguiendo la desaparecida línea de costa y una posterior ocupación de la llanura deltaica, a medida que el aprovechamiento de los recursos la hace cada vez más atractiva. Tribus ilercavòniques, romanos y árabes vivieron en tierra firme, ya la edad media los condes de Barcelona conquistan estas tierras y las repueblan gracias a la fiel intervención de los órdenes del Temple y los hospitalarios. Se rehacen torres de vigilancia o se hacen nuevas, dispuestas según el corredor costero donde se fundan los futuros municipios actuales.

A comienzos de la edad moderna, como en el resto del Estado, son expulsados ​​primero los hebreos y luego los moriscos de estas tierras -por puerto de los Alfaques marchan unos 40.000 musulmanes procedentes de Aragón, aunque muchos se refugian aquí y dejan valiosos testimonios. De hecho, el delta del Ebro debe a los musulmanes, entre otras cosas, la construcción y la ampliación del azud de Xerta (1552), de donde más tarde llegan los vivificador canales.

Durante el siglo XVI se edifican nuevas torres de defensa -Torre del Ángel Custodio, torre de San Juan …- a la orilla del mar para el control de la piratería turca. Junto a estas torres también surgen pequeños núcleos de población dentro de la plana, pero es en las orillas centrales del río, más elevados y poco salobres, donde se establecen poco a poco la mayoría de los ribereños. Un ejemplo de ello es la construcción de la primitiva capilla de la Cava (Deltebre), en 1710. Otros núcleos de población surgen junto a las salinas ya desaparecidas, o de los antiguos caminos por donde bajaban los rebaños, trazados por los lligallos, institución medieval que además regulaba los usos y costumbres entre los pastores y las paradas públicas de ganado. El pasto de bueyes y ovejas que, en un principio, caracterizaba el delta del Ebro pasa después a un segundo término.

Un momento clave, desgraciadamente fracasado, es el 1770-1780, cuando Carlos III pretende con el canal de navegación y los planos de «Nueva Población» hacer de la pequeña Ràpita un nuevo núcleo portuario de crecimiento llamado San Carlos de la Rápita.

Pero el gran cambio histórico que propulsa el crecimiento demográfico del delta del Ebro se produce cuando se inicia el riego de las tierras baldías intentando transformarlas en campos de arroz, a pesar del miedo a los mosquitos y el paludismo ( «la pasa »), las catastróficas riadas y otras penalidades. Con la apertura de los canales, seguida de fuertes brotes de paludismo, hasta 1918 murieron unas 3.000 personas.

En cuanto a períodos, por tanto, la divisoria también es muy clara: antes y después de los canales de riego. Esto quiere decir en 1860 para el hemidelta derecho y en 1912 para el hemidelta izquierdo, en el que los primeros canales dan paso a una expansión de tierras de cultivo, seguido de un manifiesto crecimiento demográfico en todo el Delta: los 5.278 habitantes en 1857 se pasa a los 20.013 en 1930!

Antes de los canales, una economía primaria y extractiva, basada en el aprovechamiento de los recursos naturales -pesca, caza, recolección, salinas …-; después de los canales, un intenso aprovechamiento agrícola con reminiscencias del periodo anterior.

Esta mezcla aislada de actividades -pastores, cazadores, pescadores, agricultores o navegants- llevadas combinadamente a cabo por gente venida de todo explica el carácter diferenciado, heterogéneo y abierto de la gente del delta del Ebro. Explica también muchos aspectos culturales, de habla, indumentaria, danza o comidas elaboradas en una síntesis autóctona ya la vez forastera. Los 250 nombres locales para los pájaros -una de las nomenclaturas locales más ricas del mundo- son un buen ejemplo.

Hay que advertir, sin embargo, que el aprovechamiento del delta del Ebro no ha sido equitativo. La marcada diferencia entre grandes propiedades y las innumerables pequeñas explotaciones familiares que han perdurado hasta hoy -el 60% de las más de 3.000 explotaciones arroceras actuales no superan las 4 hay- viene de muy lejos. Ya desde el 1719 con las primeras concesiones reales de latifundios para cosechar la barrilla, junto con las precipitadas desamortizaciones del siglo XIX, que subastaban los «prados baldíos», y las posteriores ventas fáciles a los escasos adinerados son las principales causas de la desigual privatización los terrenos estatales, despreciados antes de los canales. Esto provoca una marcada diferencia en la estructura de la propiedad: una inmensa masa de braceros que con su esfuerzo redimieron la Ribera, y fueron comprando poquito a poquito un trozo de arrozal, donde edificaron la casa -así s ‘explica también el porqué de la población dispersa-, a los dueños que poseían las tierras y vivían más lejos. Sin embargo, la gente del delta del Ebro siempre se han sentido orgullosos de su esfuerzo y de los resultados que ahora todos admiramos: los ilimitados campos de arroz.

Fuente: Web parque natural del delta del Ebro

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies
Back To TopBack To Top